Hasta no hace mucho los programadores Open Source tenían complicado lograr rentabilizar económicamente sus esfuerzos. Parece que a algunos no les importa demasiado, y de hecho buena parte de los desarrollos Open Source se realizan casi por amor al arte.
Aunque hay empresas que apoyan esos desarrollos -el mejor ejemplo es el kernel Linux- hasta ahora no había demasiadas formas de que los programadores con pequeños desarrollos pudieran lograr apoyos financieros, pero el crowdfunding y servicios como KickStarter o IndieGogo han cambiado ese panorama.
De eso trata precisamente mi columna de hoy en mi blog personal, Incognitosis, así que como no es procedente calcar el post aquí, os remito a él si el tema os interesa. Desde luego, este podría ser el principio de una fructífera relación para ambas partes.